lundi 13 octobre 2008

COSMOPOLITISMO EN BARRANQUILLA


A principios del siglo XIX Barranquilla no era mayor cosa en el concierto de ciudades de Colombia. Esta ciudad que no fue fundada, pero que existía por generación espontánea, no puede reclamar alcurnia ni blasones, por lo que celebra la fecha de su reconocimiento como villa, el 7 de abril de 1873 y no su fundación, ya que prácticamente hacia atrás, su historia es mínima.

En el delta del río Magdalena, cerca de su desembocadura con el mar Caribe, antes del período de la guerra de independencia, comenzó a formarse el poblado habitado inicialmente por una minoría de negros libertos, indígenas rebeldes, mestizos y posteriormente inmigrantes de distintos países, que terminaron mezclando culturas y razas en ese Sitio de Libres, construyendo una ciudad libertaria y abierta que se pareciera a ellos mismos, en contra vía a la Colombia cerrada de entonces.

Quizá esa bacanería que se reconocería posteriormente a sus moradores, sea el resultado de todo un proceso que comienza con el encuentro cultural de distintos pueblos, tanto del interior, del resto de la costa caribe colombiana, como del extranjero, en el citado lugar.

La condición de principal puerto fluvial, en un país donde el Río Magdalena era la columna vertebral de la actividad económica. La migración generada por las dos guerras mundiales. Ese especial desarraigo judío-árabe que llevó a unos cuantos de ellos a reencontrarse en una calida tierra parecida a la propia. El desplazamiento por la violencia a que fueron sometidos pobladores inermes durante el periodo. O todo lo anterior, aunado al desconocimiento gubernamental sobre el asunto y a la necesidad de sacar avante una ciudad que los acogió sin reservas, contribuyó de alguna manera a forjar ese modelo de migración cosmopolita que caracterizó a la Barranquilla de final del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

Mientras la fría Bogota, encerrada en sus pretensiones de Atenas suramericana y en su condición de capital de la nación, esperaba una migración que nunca llegó, la dinámica urbana del antiguo Sitio de Libres y ese talante barranquillero característico del espontáneo trato a los inmigrantes, terminó seduciendo a sirio-libaneses, alemanes, italianos, españoles, estadounidenses y chinos que llegaron, se quedaron y mezclaron en la arenosa Barranquilla, por entonces una ciudad de la inclusión.


Cuando en otras ciudades del mundo se generaban ghettos para confinar a los inmigrantes, los barranquilleros abrieron la puerta de oro de su corazón para asimilarlos, tratándolos como lugareños.

El proceso de integración fue tan exitoso que siquiera lograron conformarse los barrios de grupos raciales, típicos de las grandes ciudades del mundo, que sin ser necesariamente ghettos recuerdan a todos que existe un límite, una línea mental y física entre los nativos y los de afuera.


El "barrio chino" de Barranquilla, por ejemplo, increíblemente nunca fue como Chinatown en Nueva York o Toronto. Es más, nunca fue chino. Era una demarcación imaginaria para el ejercicio de la “profesión más antigua del mundo”. Fue un barrio donde unas francesas, famosas en la historia de la ciudad, se auto confinaron, pero no por su nacionalidad, sino por gajes de su oficio.


Las posibilidades de un multiculturalismo radical, modelo que abusa de la tolerancia de la sociedad de acogimiento para imponer una agenda regresiva a la gente, como obligar a las mujeres a portar la Burka o querer transformar las aulas de un régimen educativo laico, en espacios de oración o querer votar con el rostro cubierto, nunca florecieron. Mucho menos la fobia a lo islámico, por ejemplo, que es lo que puede terminar generando conductas como las agenciadas por este tipo de radicalismos.


El proceso en Barranquilla se caracterizó por una rápida integración horizontal de los recién-llegados a la sociedad. Todo, a pesar de no existir grandes programas u oficina de inmigración, planes para la enseñanza del idioma español, programas de empleos, etc.). Ninguna política pública nacional o municipal. Pura espontaneidad. Puro mercado.

Los temores como los de perder los puestos de trabajo, las mujeres, los negocios o la cultura, a causa de la inmigración, nunca estuvieron en el imaginario de la sociedad de recepción. Quizá por su condición de Sitio de Libres, gran puerto y por la actividad comercial febril que se desarrollaba en la ciudad a principios del siglo pasado, los extranjeros se implicaron en actividades que los asimilaban rápidamente a la sociedad, especialmente actividades laborales en calidad de empresarios y no solamente de trabajadores. Todo, en una ciudad por entonces caracterizada por el emprendimiento empresarial de sus élites.

Al lado de apellidos tradicionales como Álvarez, Pumarejo, de la Rosa, Salcedo, etc., vinculados al mundo de los negocios, familias de inmigrantes como Pugliese (italianos) salieron avante en el montaje de una fábrica de pastas alimentarias, los Hutchinson (británicos) formaron parte del sector del comercio internacional con la venta de coches Land-Rover. Hasta los inmigrantes chinos, que eran considerados como ciudadanos de segunda categoría en otros procesos, tuvieron espacio para sus restaurantes, lavanderías y los juegos de azar.

Pero los de mayor éxito fueron los inmigrantes judíos y sirio-libanés. Los apellidos Kalmanovitz, Gontovnitz, Bejman (judíos) se reconocen en actividades tan diferentes que la investigación económica, las artes plásticas y el mercado inmobiliario. La migración sirio-libanesa prácticamente monopolizó la política, las cadenas de superes mercados y los medios de comunicación: Name, Char, Esper, Cura, Cure, Salebe, Silebe, Slebi.

El proceso fue tan exitoso que cincuenta años más tarde los antiguos inmigrantes son la nueva élite de la ciudad. Fueron recibidos sin mayores prevenciones y en respuesta, éstos asumieron una actitud constructiva para asimilarse rápidamente al estilo vida, prácticas, hábitos y lengua de la sociedad de recepción. Un español de base con acento caribeño que ellos se esforzaron en aprender rápidamente y toda la ciudad en entender, contribuyó a facilitar el proceso.

En este modelo de multiculturalismo cosmopolita, sin abandonar las tradiciones y los hábitos ancestrales, los recién llegados se fundieron con los criollos, como en el crisol de la metáfora del “Melting Pot” americano, donde distintas nacionalidades, etnias y culturas, se funden en una nueva sociedad, concretando la utopía de un “nuevo hombre americano”, en una república ideal que es como una especie de nueva tierra prometida, conducida por el Sueño Americano.

Probablemente la gran diferencia entre el modelo migratorio de Barranquilla y los Estados Unidos, es que la ciudad realizó un proceso aislado, de una sola ciudad, en un país más bien xenófobo, o mejor, se corrige, con una experiencia mínima en inmigración. Al caso de La Arenosa le falto más apuesta por un nuevo modelo de sociedad o hacerlo de manera más consciente, asunto que en el “American dream” en efecto, se define claramente.

vendredi 3 octobre 2008

MOVILIDAD URBANA



La ville de Sherbrooke es una ciudad intermedia de Québec, que aglomera un poco mas de 180.000 habitantes, resultado de la fusión en 2001 de la antigua ciudad con otras siete pequeñas municipalidades, entre las que se destaca Lennoxville, el ahora barrio angloparlante y sede de Bishop’s University y Champlain’s College.

Pasar de la rue Évangeline, donde vivo, al dawntown de Lennoxville, donde estudia mi hija Lucia, en solo siete minutos, es una experiencia maravillosa. El cambio del Arrêt por el Stop en las intersecciones de las vías, indica que estás en la zona inglesa de Sherbrooke, donde el bilingüismo institucional también asegura la movilidad urbana. La informacion es una condiciòn necesaria para ello.

En Sherbrooke existe toda una red de ciclo rutas, de hecho hay un movimiento social a favor del uso generalizado de la bicicleta. Se garantiza su prioridad, así como la de menores y mayores, sobre el resto del transporte público y privado. Al parecer esta lógica no tiene mayor efecto negativo sobre la movilidad. La sociedad prioriza: peatones (niños, mayores y mujeres embarazadas), bicicletas, transporte escolar y público, y finalmente privados.

De recién llegado uno se sorprende que en los barrios, en todas las bocacalles los cruces tengan Pare en las cuatro esquinas. El primer vehiculo que llega tiene la prioridad para continuar, siguiendo el vecino de la derecha. Los sherbrookios normalmente son muy atentos y no es de extrañar que cedan la vía, si consideran el afán del otro.

La cultura del respeto por la vida está tan apegada al imaginario colectivo que, por ejemplo, si un peatón despistado, cometiendo una contravención, decidiera lanzarse a la calzada para cruzar la calle, nadie va a increparlo. Todo lo contrario. El tráfico (de los dos carriles de la vía) se paralizará inmediatamente hasta que la persona esté segura al otro lado de la calle.

La mayoría de las familias tienen carro. Se puede conseguir, por ejemplo, un Mazda 2000 por mil o dos mil dólares. Inclusive los pobres y minorías visibles, sobretodo inmigrantes que están en la base de la pirámide, con ingresos más bajos (algo así como quinientos dólares por persona), también pueden acceder a este tipo consumo. Por eso no es extraño ver a los recién llegados africanos, afganos y latinos, en sus Dodge Cara-van, las preferidas en el mercado quebequense para familias numerosas.
Estas van son muy prácticas para llevar los niños, cumpliendo el Código de Tránsito. La policía, a la que nadie en sano juicio se le ocurriría intentar sobornar, es muy estricta en su cumplimiento y las multas son bastante elevadas.

La ciudad ofrece una excelente red de transporte público en buses (STS) que cubren toda la ciudad por un precio de 3,10 dólares por pasaje. Si se compra un Jeton, una moneda que facilita la movilidad, el precio se reduce a 3 dólares por pasaje. Igualmente se puede adquirir una tarjeta subsidiada, que se muestra al conductor al acceder al servicio, que vale 90 dólares por un mes y permite a toda la familia utilizar el servicio en todas las rutas, las veces que sea necesario. La misma tarjeta para una sola persona vale 60 dólares y 45 si es estudiante. Los matriculados en el Cegep o la Universidad de Sherbrooke sólo muestran el carnet y pueden acceder al servicio.

El “couvaturage” un modelo solidario de transporte donde, por ejemplo, trabajadores de una misma fabrica o estudiantes del mismo establecimiento, acuerdan turnarse por día el uso del vehiculo y compartir costos de gasolina, contribuyen a mejorar la movilidad urbana y el ambiente.

En las supuestas horas pico, ni siquiera alcanza a haber embotellamiento. Los brigadieres escolares, encargados de garantizar la prioridad y seguridad de los menores en los cruces, contribuyen también a controlar el flujo vehicular.

La movilidad urbana es una fortaleza de Sherbrooke. Sólo la gran nevada de febrero de 2007, una tempestad record que durante tres días acumuló más de un metro de nieve, logrò que la movilidad colapsara. Yo vengo de una ciudad del caribe de movilidad complicada, donde nunca cae nieve, pero que se paraliza con cada aguacero.

dimanche 3 août 2008

CINE ROJO

CINE ROJO

Machos perfectos y
rubicundas doncellas
de orgasmos infinitos,
son amantes exquisitos
de quejidos seductores,
mientras la cachondez impúdica atisbada
nos hace soñar como es el sexo,
añadiendo a nuestro imaginario erótico
-recién descubierto-,
la primacía del afán
por aprender ese gozo sublime,
hasta hoy
desconocido.

samedi 12 juillet 2008

QUÉBEC Y ESPACIO PUBLICO

Según el conocido semanario Francés Le Point, los nacidos en el Québec, son sus felices primos americanos, que han logrado forjar un raro maridaje entre un liberalismo económico competitivo y una gran red de solidaridad social, instalada hace rato en el imaginario colectivo de su fuerte sociedad civil.

Este modelo hibrido que no desdeña la iniciativa individual del “egoísmo económico”, que concibiera Adam Smith, acordó como proyecto de nación (Québec) la búsqueda, con la participación de todos, del bienestar nacional. Lo que refleja la herencia del liberalismo anglosajón y un sentido francés de lo colectivo, en las entrañas del monstruo anglo y al lado del Imperio.

Una de las manifestaciones más importante del modelo, ha sido la fuerte apropiación de la gente del concepto de lo público. Hoy, en pleno verano, este concepto toma una fuerza inusitada y por ello las plazas, parques y todo lugar que permita el disfrute del sol y el goce de la estación, son más de la gente, de ciudadanos que se adueñan de lo que formalmente ya era de ellos.

La multitudinaria fiesta de San Juan Bautista en toda la provincia, el pasado 24 de Junio -paradójicamente el santo patrono de esta nación profundamente laica-, es una manida excusa seudo religiosa para exaltar el nacionalismo quebequense, al tiempo que la gente se toma los espacios publico. Jamás vi tantas banderas patrias (la azul y blanca con la flor de lis) en el concierto de Montreal.

Otro gran festejo (a regañadientes) es el desfile del 1 de Julio por las principales calles de las ciudades del país, en homenaje al día nacional de la federación, al mismo tiempo que en el Québec, la mayoría de la población debe trastearse de residencia. Coincidencialmente este día vencen los contratos anuales de alquiler de vivienda, con lo cual las personas están ocupadas cambiándose de casa, en una suerte de multitudinario anti-festejo del día de Canadá. En mi opinión esta es una forma simpática y bien civilizada de protestar, tomándose las vías de las ciudades con todos los motetes, bajo el pretexto de un candido trasteo de corotos.

Mi primer contrato de arriendo, por ejemplo, fue por diez meses, del primero de Septiembre a treinta de Junio, el segundo del primero de julio al treinta de Junio ¿La razón? Yo no encuentro otra que la complicidad colectiva descrita líneas arriba. Una amiga quebequense “pura lana” a la que le comento el hecho, se niega a creer mi percepción tan perversa de esa simple coincidente mudada colectiva en simultánea. Para ella todo es producto de mi imaginación de novelista frustrado.

Este verano también se festeja el cumpleaños número 400 de la fundación de la ciudad de Québec, por Samuel Champlain un 3 de Julio, pero la guachafita continuará por el resto del mes. La Ville de Québec, la capital nacional es experta en ofertas gratuitas de espectáculos públicos afuera (como se dice aquí).

En su punto culminante, se presentaran la diva quebequense Celin Dion, el célebre Aznavour y un resto de artistas. Buena parte de los eventos en espacios públicos: la plaza, la calle o el parque y en su mayoría gratuitos. Una combinación envidiable de ciudadanos “apoderados” de lo público y alcaldes que estimulan esa participación, garantiza el éxito de los festejos.

En otro informe de la prensa francesa a propósito del 400 aniversario de la fundación de la primera ciudad de Norteamérica, francófona para mayor orgullo de la madre patria, Paris Match calificaba a los lugareños de campesinos con tarjetas de créditos. Me parece una manera puntillosa de aproximarse al asunto. Yo nos los veo así, respetuosamente los admiro por haber construido un modelo de país bastante parecida a lo que en el fondo soñábamos a comienzo de los 70’s muchos aprendices de rebeldes.

dimanche 6 juillet 2008

CINE DE BARRIO.

Los días se extendían como el verano de otros lares
Junio robaba luz a la noche,
alargaba nuestra infancia y trastocaba los horarios.
En tardes de cine sin techo
la película puntual de seis, era una ficción extraviada.
Adivinamos la trama sin oscuridad
en una pantalla de lunares que cuenta extravagancias.

Al estilo Jhon Wayne, somos los vaqueros americanos,
luchadores mejicanos
con Santo, Blue Demon, La Sombra, los Tigres del Ring.
Igual, héroes de papel,
gladiadores contra el Imperio tomando Roma por asalto
(más no aún, el cielo).

Cantinflas y Viridiana enseñan surrealismo en español,
mientras adoramos de Hollywood,
todas sus estrellas en delicia ecléctica jamás superada.
Lloramos, reímos, felices y tristes,
todas las noches somos otros en esas historias ajenas,
sin saber que mientras tanto...
el tiempo, inclemente, devora el viejo cine del barrio.

mardi 17 juin 2008

PALABRAS OFENSIVAS

Entre amores intensos y odios perversos. Así se puede resumir la historia de la relación entre los quebequenses, habitantes de la francófona provincia canadiense y la otrora todopoderosa iglesia católica.

La entrada de Jacques Cartier y su desembarco, en 1534, por el extremo nororiental de lo que hoy es Norteamérica, marcaría el inicio de dominación de los franceses sobre un territorio poblado hasta entonces por amerindios inuits.

En 1608 Samuel Champlain funda la primera ciudad norteamericana, sobre las orillas del actual Río San Lorenzo, que por entonces los nativos llamaban Kebek. (Este verano de 2008 la villa de Québec festeja sus cuatrocientos años).

En 1759 los franceses, perdieron la guerra contra el Imperio Británico, pero la Iglesia sorteo con éxito los cambios políticos, y en 1774, cuando se firma el Acta de Québec, mediante la cual se reconoce el idioma y el derecho francés como oficiales de Québec, también se acepta que la religión oficial sería la católica, con lo cual la Iglesia acentuaría un monopolio que ya tenia sobre los feligreses franco parlantes.

Los canadienses del Québec siempre defendieron su cultura. El francés era innegociable como el idioma que les permitía comunicarse y expresar fácilmente todo su imaginario. La Iglesia logró colocar el catolicismo al mismo nivel, imponiendo la idea que idioma y religión compartían una suerte conjunta.

La mayoría franco parlante estaba dominada por la minoría anglo-protestante. La Iglesia intervenía en casi todos los aspectos de la vida cotidiana: matrimonios, productividad de las tierras, tamaño de las familias, embarazos, separaciones, etc.; así como también realizaba indebidas intervenciones en política, apoyando las opciones más retrógradas. En resumen, la sociedad del Québec estaba doblemente sometida: por los anglo-canadienses y la Iglesia Católica.

Como muestra de ese poder religioso quedó la arquitectura de las ciudades de la provincia. La distribución físico-espacial se calca de la tarea evangelizadora. A cada barrio, corresponde una parroquia, presidida de una iglesia que denota su jerarquía, en un conjunto que remata, como en el caso de Sherbrooke, en la catedral Saint-Michel ubicada en el centro político, cultural, social y religioso de la urbe.

Hoy, ese poder venido a menos se expresa en iglesias vacías. El proceso de laicización que introdujo la denominada Revolución Tranquila, tuvo mucho que ver con esta vuelta de espaldas a una religiosidad que los agobió durante siglos. En una venganza extraña, los quebequenses terminaron transformado todas las palabras de uso religioso, en palabras ofensivas, cuando hablan en su “idioma”.

Así, por ejemplo, Sacré que es sagrado en francés, significaría maldito en lenguaje quebecois. Je suis en train de sacrer, que deberia ser estoy consagrando, significa estoy maldiciendo. Tabernac, que es una derivación de tabernáculo, es una palabra de grueso calibre ante una sorpresa, por ejemplo, al martillarse un dedo. Calice, el cáliz de la adoración sacerdotal, es una buena palabreja para iniciar una pelea. Sacrament o Calver (calvario), son expresiones para ponerse las pilas (oye marica despierte). Igualmente Cristo, hostia y un largo etcétera, forman parte de este universo antirreligioso.

La cosa es tan bizarra que los quebequenses lograron construir la palabra vulgar más grande y sonora del mundo. Por ser éste un lenguaje sólo oral, la palabreja-insulto la podríamos escribir en español como: Tabernáculo-cristo de hostia-cáliz de mierda.

vendredi 23 mai 2008

REBUSQUE Y POBREZA

La semana pasada, mi amiga Claudette quien me ayuda corrigiendo textos de un proyecto que escribo en francés, interesada por las cuestiones del desarrollo del tercer mundo, me cuestionaba sobre el porqué de la pobreza en esa Latinoamérica al parecer alejada de la mano de Dios y gobernada por muchos sujetos extravagantes.


Como aquí en Canadá el desempleo en su mayoría es un particular desempleo de rotación de la demanda en torno a los puestos ofrecidos, determinado por un pequeño desajuste entre ésta y la oferta de trabajo debido por ejemplo, a cambios en la ocupación o estatus de la persona, búsqueda de mejores condiciones laborales, mayores ingresos, mas tiempo libre (muchos contratos suponen menos de 40 horas semanales de labor), etc. Y como no existen grandes diferencias entre oferta y demanda de trabajo, mi amiga se preguntaba si en el sur la situación es igual.

Cuando le digo que en Colombia las personas ocupadas en la economía formal, no alcanzan el 40% del total de los que deberían estar ocupados, no comprende y me repregunta qué cómo vive el resto. Se me ocurre decirle que exceptuando una minoría que no quiere ocuparse, más del 60% restante vive gracias a que desarrollaron una estrategia desconocida por acá: «el rebusque».

El rebusque se puede definir como una actividad que procura dinero o activos para por lo menos atenuar el hambre y la subsistencia. En ausencia de un trabajo en la economía formal, la pobreza obliga peligrosamente a hacer “cualquier cosa”. Obviamente el ingreso es precario. El rebusque no permite el ahorro y normalmente ni siquiera alcanza a cubrir las necesidades mínimas del consumo diario. Los dos dólares diarios que en promedio alcanzan los rebuscadores, sólo sirven a las estadísticas oficiales para que los pobres no se confundan con los miserables.

El ingreso del rebusque se deriva de actividades ocasionales -que paradójicamente no lo son-, ya que por cuenta de la condición estructural del problema del desempleo en Colombia, el rebuscador día a día, debe repetir su faena, no siempre exitosa, en espera de la quimera de la vinculación a la economía formal, milagro que no llega.

En Canadá y en particular en Québec, por el contrario, la mayoría de las personas en edad de hacerlo, están ocupadas en trabajos remunerados o tienen empleo pero están ausentes de sus puestos de trabajo por enfermedad, huelga, vacaciones o porque el patrón les notificó que ese día no habría trabajo (situación nada extraña en algunos sectores de la economía, así como la inversa de trabajo de horas extra).

También hay una población inactiva de personas que estando en edad de trabajar no lo hacen por que son estudiantes o se recalifican (tal es el caso de los inmigrantes recién llegados), son jubilados o personas muy enfermas para trabajar. Pero todas protegidas por el estado.

Según el consenso de los expertos en el tema, en Colombia ese 60% y más de la población que está en la informalidad, además está condena a no gozar de un sistema de seguridad y asistencia en salud, en pensiones de jubilación y a sufrir el estrés que significa no tener verdaderos empleos, ni autonomía, ni verdadera seguridad del estado.

No es que en Canadá no haya desempleo. Si lo hay, pero el estado brinda El Chômage (subsidio de desempleo), Ayuda Social u otras subvenciones, para soportar el impacto. Esa es la diferencia entre una sociedad democrática, donde sus ciudadanos cuentan con una verdadera política publica de empleo y otra donde no.

mardi 6 mai 2008

BÉNÉVOLES

Los 25.000 bénévoles (voluntarios) que participan en las más de 500 organizaciones filantrópicas que existen en Sherbrooke, una ciudad de sólo 150.000 habitantes en el sureste de Québec, son una significativa muestra de ese poder de la solidaridad, incomprensible en otros escenarios y para otras personas regidas por modelos distintos.

Con orgullo, se presentan los interesados en la semana del Voluntariado que se desarrolló en el Québec del 27 de abril al 3 de mayo. Sobre el tema, el Ministro del empleo y de la solidaridad social de la provincia, Sam Hamad señalaba que cada año cerca de 2 millones de quebequenses consagran 300 millones de horas de trabajo voluntario al seno de sus comunidades, con el fin de mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos, sin buscar retribución económica alguna.

Una de las heroínas y homenajeadas de la jornada es Julienne Robidoux quien desde hace 25 años se implica como voluntaria en el Partage Saint-Francois. Mi hija Paula la conoció cuando laboraban juntas y dice que Julienne a sus 85 años cumple con sus 35 horas semanales con lujo de competencias. La gente que labora como voluntaria más que trabajar, se implica, que es el verbo que se utiliza.

Este movimiento de organizaciones filantrópicas, sin ánimo de lucro comprende la más variada gama de instituciones. Existen desde los increíbles “narices rojas”, que para la época de navidad y fin de año manejan por ti, si reportas tu incapacidad para conducir luego de haber ingerido licor, hasta diversa gama de auxiliadores en prevención del suicidio o de las más variadas formas de cáncer. Todas privadas, conformadas por personas como su vecino, usted o yo, que se ocupan del asunto si recibir “nada”, para que el cliente no pague el servicio.

Su interlocución con el estado es tan fuerte, que el año anterior, cuando el alcalde presentó ad referéndum el plan de ordenamiento territorial que redefinía el uso el suelo, la Coalición de Sherbrooke de ONG le apostó al NO por considerar que el plan no era sostenible y sustentable en el largo plazo. El Alcalde perdió, el plan fue devuelto al concejo municipal que lo había aprobado.

El espacio de estas formas de capital social es tan amplio que otra coalición -así se organizan cuando el objetivo rebasa las posibilidades de una sola entidad-, por la libertad de educación, convocó para el pasado 3 de mayo una marcha en contra del hecho de que el gobierno, según su visión, imponga un curso que abordará la enseñanza de credos como el cristianismo, judaísmo, islamismo, budismo, hinduismo y otros movimientos, a diferencia del curso de moral y religiosidad que, en sentido general, se dicta hoy: amanecerá y veremos.

Este paradigma de la implicación voluntaria en un proyecto de beneficio social contradice en algo la teoría clásica del “interés individual”, que considera que los agentes económicos desarrollan sus actividades basadas o motivadas por el “egoísmo” que guía la acción humana a obtener “mezquinos” beneficios individuales.

El paradigma del capital social, por el contrario considera que en las decisiones de las personas no sólo opera la mezquindad demoníaca del insaciable interés por bienes y servicios; sino también una angelical búsqueda de otro tipo de bienes, socio-emocionales, que están ahí latentes en todas nuestras decisiones, en la vida: una y una.

"FRÌA" Y ÉTICA DEL TRABAJO



Finalmente en esta tercera semana de Abril entró la primavera a Québec. Ya era bueno, prácticamente el invierno había comenzado en Noviembre. Con el cambio, los quebequenses modifican sus hábitos: cambian la pala de la nieve, por el rastrillo de la jardinería. Eso es lo que se ve por las mañanas en los frentes de las casas de Sherbrooke. Esta sociedad no se le raja al trabajo, forma parte de su identidad.

Mientras los anglos del otro Canadá desconfían de su cierto “toque” latino que los pone a suspirar por la salsa, el Caribe y la comida picante, muchos latinos que reconocen los quebequenses como liberales, industriosos y solidarios, permanecen con el prejuicio de que son “cuadriculados” y parecidos al estereotipo gringo.

La gran diferencia que uno puede encontrar entre este norte y nuestro sur, tal vez esta ligada a la ética del trabajo y a su valoración. Aquí la posibilidad de esperar que otro haga por uno las cosas que uno debe hacer, no cabe. Esta no es tierra para atenidos. Aquí no hay siervos, ni esclavos modernos que por ciento cincuenta dólares al mes -el salario mínimo de dos días-, te hagan los oficios domésticos.

La sociedad está organizada de manera tal que cada uno -recordemos que es una sociedad liberal-, debe resolver los problemas por si mismo. Los niños desde bien temprano aprenden esta lección y van solos a la escuela, aun cuando obviamente existen voluntarios como los Brigadieres Escolarse (personas mayores), que ayudan al estado en la tarea. Igualmente, por ejemplo, aprenden a abrigarse en forma debida, comer verduras insustituibles en el frío y conocen bien como es la naturaleza de su hábitat.

La nieve, excusa fácil para romper el hielo en conversaciones cotidianas, forma parte no solo del paisaje, sino que forja el carácter. El invierno es temporada de juegos: jockey, esquí, raqueta, patinaje, etc. A los niños les fascina –no cabe la posibilidad de queja por las nevadas-. El servicio de información meteorológico ayuda, las tormentas son predecibles. La nieve hay que limpiarla y punto. La municipalidad hace una parte y la otra es un problema doméstico, que toca resolver con agrado: paleando, como en un divertimento.

La sociedad aprendió que las condiciones adversas -por ejemplo, vivir bajo días de invierno de hasta menos cuarenta grados-, sólo se superan trabajando duro. Si no lo hubieron hecho así no tendrían este país maravilloso. Aquí no caben discursos contra el determinismo. Hoy creo que la natura en algo contribuyó a dotar a la sociedad de una lógica de que nada es gratuito, que todo cuesta.

El desempleo en su mayoría es voluntario y existe una especie de pobreza voluntaria, en la que vive una minoría que confunde los programas temporales de ayuda, con una forma de vida. Eso si, sus condiciones son ocho veces mejor que los estándares de medición de la pobreza que maneja la economía. En esta nación, reconocida como tal por la constitución canadiense, el trabajo es el gran motor de la prosperidad.

Pero cuando el termómetro remonta el cero y los días como hoy 17 de abril, llega hasta veintiún grados soleado, la gente literalmente comienza a despojarse de la ropa en agradecimiento a una natura que asimismo les enseña el goce. Entonces el calor y “la fría” (la bière), paradójicamente, también entran a formar parte de la identidad de la gente del país de las noches blancas.

CHOQUE CULTURAL Y GHETTO


Indudablemente emigrar es morir un poco. Casi nunca la migración es voluntaria, en muchos casos la decisión está acompañada de razones inconfesables, por lo que el asunto no se nombra. Pero aún en la migración voluntaria, se me ocurre, que también hay un poco de razones secretas que jamás se conocerán a menos que uno lo quiera.

Migrar es someterse por lo menos a dos grandes quiebres, el primero, la salida del país dejando allá buena parte de lo que hemos sido: status, empleo, familias, amigos, rutinas, etc., es una especie de ruptura con el pasado, con una etapa de la vida, para someternos inmediatamente a lo desconocido, una ruptura de desfloración cultural, en un nuevo contexto.

El denominado choque cultural explica bien esta situación cuando describe esa ansiedad o sensación de sorpresa, desorientación, confusión, a las que se ven sometidas los recién llegados durante el proceso de integración a una nueva cultura.

El choque produce malestares en el inmigrante, que se caracterizan por cambios en el estado de ánimo que van desde la tristeza o soledad, hasta la somatización de la melancolía en dolores musculares, alergias o insomnio, pasando por modificaciones del humor, depresión, vulnerabilidad, inseguridad o pérdida de la autoestima.

La teoría del choque cultural considera por lo menos cuatro fases en el estado de ánimo del inmigrante durante el proceso de adaptación: La luna de miel (recién se desembarca), que es un corto periodo donde las diferencias entre la nueva y vieja cultura son vistas con color de rosa. A esta etapa le sigue la crisis, el desencanto cuando se evidencia que no es tan fácil, ni rápido encajar en el nuevo contexto. Finalmente se entra en una fase de toma de conciencia de la nueva realidad. Esta etapa a su vez puede llevar a la persona a tres posibilidades. A ser más “papista que el papa”. A integrarse a la nueva sociedad, lo que sería ideal. A renunciar -de diversas formas-, a vivir en el nuevo país.

En este último caso existe el peligro de marchar al ghetto. Horrible lugar que describe el auto-confinamiento idiomático, cultural y físico, por ejemplo de chinos, latinos, eslavos, etc., cada uno separado de los otros inmigrantes y de la sociedad que los acoge.

El ghetto es una especie de cárcel virtual para inmigrantes “de segunda”, donde no se requiere conocer la nueva cultura o hablar el nuevo idioma, pero que paradójicamente, y a veces sin darnos cuenta, se toma como la gran opción “libre” del recién llegado, que con ello se autoexcluye.

En el Québec por ejemplo, a pesar de ser una provincia con una generosa política de inmigración, también se escuchan opiniones como: “El francés es muy difícil de aprender, por eso no lo estudio”, “me voy para Alberta para tener éxito, allá todo es más fácil”, “aquí hay racismo”, “eso no esta permitido para los inmigrantes”, “no participo, eso es una rosca” etc. En el fondo, la mayoría de éstas afirmaciones no son mas que la renuncia a la integración y la opción por el ghetto.

Corresponde a los inmigrantes latinos, especialmente colombianos, antes que marchar al ghetto, pensar como hacemos valer la condición de ser la mayor de las minorías, por ejemplo en la villa de Sherbrooke. Redoblar los esfuerzos organizar la comunidad y luchar por la integración, es el verdadero camino.

REVOLUCION TRANQUILA

Mientras en América Latina, la generación que hoy frisa los sesenta, gastó buena parte de sus imaginarios intentando hacer revoluciones tipo Mao o Che Guevara, en un reducto de América del Norte, en el valle del Saint-Laurent, unos hijos de inmigrantes franceses, lograron la cuadratura del círculo: hicieron una revolución tranquila.

En Junio de 1960, el liberal Jean Lasage, gana las elecciones en el Canadá francés, que hasta entonces era gobernado por una alianza conservadora de propietarios, burócratas anglófonos y la todopoderosa Iglesia Católica.

Es el tiempo del cambio, según el slogan del partido liberal, representante de la mayoría francófona. El fin de la « gran oscuridad » y del laisser-faire duplessista, señalaría un reportero de Toronto que sólo unos días después de la elección hablaría de la « Quiet Revolution », para referirse al cambio que en adelante se continuaría llamando « Révolution tranquille». La transformación de « Quebecers» (en inglés), en « Québécois», en apariencia simple, era mucho más que una sutiliza del lenguaje. El idioma terminaría siendo la base de identidad para cohesionar y transformar la sociedad y auto reconocerse como nación franco parlante en las entrañas de una Norteamérica anglófona.

El acto significó políticamente la entrada a la modernidad, asumiendo una Carta de Derechos y Libertades absolutamente liberal, solidaria y democrática que condujo la secularización de la sociedad.

La iglesia católica con el monopolio Dios, se inmiscuía hasta en lo más íntimo de la vida privada de la gente, atándolas a una sociedad confesional y mojigata. La rebelión fue una respuesta liberal y anticlerical que separó Iglesia y Estado, eliminando todos los símbolos religiosos de los espacios públicos, abriendo la senda a una nueva ética laica.

Económicamente un nuevo Estado Providencia, revitalizado con la nacionalización de sectores estratégicos como la energía, hasta entonces propiedad de los anglos, brindaría una verdadera seguridad democrática a todos los ciudadanos.

Educación básica, gratuita y obligatoria. Créditos-becas para la universidad. Cobertura en salud universal y gratuita. Vivienda, mediante cooperativas a quienes no pueden acceder al sistema convencional. Eliminación de la pobreza garantizando un ingreso mínimo por persona 8 veces mayor que los 2 dólares diarios que define la pobreza en el resto del mundo. Cuarenta y nueve años después de su Revolución Tranquila, mientras América Latina no avanzó en su discusión, un Québec moderno debate hoy sobre el futuro del planeta y cómo ser más tolerantes en una sociedad abierta.

La Comisión gubernamental Boucher-Taylor de « acomodamientos razonables» recorrió todo el país durante 2007, en un evento democrático sin precedentes, para escuchar opiniones sobre cómo debe acomodarse la sociedad y el establecimiento a la realidad de los diferentes tipos de migraciones.

Vivir en una sociedad de comunidades multiétnicas con más poder o más cosmopolita y abierta, donde inmigrantes y lugareños sean cada vez más ciudadanos del mundo, son los nuevos desafíos de esta revolución.

Semejantes apuestas, mientras Venezuela soporta un díscolo, y Colombia un « mama santo» que hace guerra mientras niega un conflicto que desangra el campo. Conflicto que el no menos vacuo de Don Manuel, cree que se originó en el despojo de sus gallinitas y puerquitos.

SE ARMO EL BARULLO !

En 1962, uno de los principales profetas de los tiempos modernos, el sociólogo canadiense Herbert Marshall McLuhan, anunció que dejábamos la galaxia de Gutemberg para entrar a la de Marconi.

Hoy no queda ninguna duda que vivimos en un village planetario, para decirlo con una expresión coloquial de Colombia: “el mundo es un pañuelo”.

La novela más grande de habla hispana, posterior al quijote, es una historia provinciana. Una familia, parodiando al Génesis, se lanza a fundar una nueva aldea. Allí, “las cosas eran tan recientes que no tenían nombres y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo”. Los Buendía terminaron recreando el universo. El mundo, es esa aldea: Macondo.

¿Qué es lo universal, entonces? ¿Dónde queda lo provinciano? La frontera es cada vez más tenue. El mundo de hoy se mueve en escenarios globales y locales en forma simultánea. Lo pequeño es hermoso y al mismo tiempo grande.Los cambios en la comunicación contemporánea son tan especiales que si el medio es el mensaje, según la segunda tesis de nuestro profeta mediático, la forma determinará el contenido y facilitará lo que se quiere decir.

Por eso optamos por un formato multi: Emisora latina, Blogs de temas variados, multimedia diversos, prensa hablada y escrita e interactividad con la clientela, en línea en tiempo real.
Todo esto sin dinero, a punta de talento criollo.

Una mezcla de Gutemberg digital con Marconi numérico, en un contexto de la diversidad, nos permitirá operar desde la utopía (con una sede que no queda en ninguna parte) y ofrecer desde noticulas del particularismo provinciano de Sherbrooke, una pequeña villa del Québec canadiense, hasta los análisis de nuestros colaboradores en Atlanta y Washington.

Aspiramos a cubrir la bacanidad de la Barranquilla carnavalera en el caribe y cómo va la moda en Barcelona, allá tenemos amigas. Santiago de Chile y Alberta, el nuevo dorado de Norteamérica, junto a la fría y lejana Bogotá, también están en la agenda.

Lo multi, también incluye el target: adolescentes, jóvenes, maduros y maduritas; hasta la tercera edad, solamente.

Este sui generis experimento de comunicación es una costosa innovación que la echamos a andar sin el apoyo de grandes capitales, por eso, además de su programación aspiramos a compartir con nuestros usuarios el éxito del proyecto.

Tranquilos, no hay que enviar ningún cheque (todavía) ¿Cómo participar entonces y apoyar el experimento, si les gusta? Sencillo. Utilizando los servicios. Con Radio Bemba, el mas eficiente medio de promoción cuando no se tiene gran capital. Cada vez que usted entra a la página el costo por unidad de nuestro producto disminuye. Entre, invite a sus amigos.

Finalmente, lo más importante. Sin demagogia, este es un proyecto para la gente. Participa, porque la apuesta central de este propósito es armar barullo. Invitamos a todos, a hacerle barullo al que se lo merezca. No importa donde esté.

Diógenes Rosero