La semana pasada, mi amiga Claudette quien me ayuda corrigiendo textos de un proyecto que escribo en francés, interesada por las cuestiones del desarrollo del tercer mundo, me cuestionaba sobre el porqué de la pobreza en esa Latinoamérica al parecer alejada de la mano de Dios y gobernada por muchos sujetos extravagantes.
Como aquí en Canadá el desempleo en su mayoría es un particular desempleo de rotación de la demanda en torno a los puestos ofrecidos, determinado por un pequeño desajuste entre ésta y la oferta de trabajo debido por ejemplo, a cambios en la ocupación o estatus de la persona, búsqueda de mejores condiciones laborales, mayores ingresos, mas tiempo libre (muchos contratos suponen menos de 40 horas semanales de labor), etc. Y como no existen grandes diferencias entre oferta y demanda de trabajo, mi amiga se preguntaba si en el sur la situación es igual.
Cuando le digo que en Colombia las personas ocupadas en la economía formal, no alcanzan el 40% del total de los que deberían estar ocupados, no comprende y me repregunta qué cómo vive el resto. Se me ocurre decirle que exceptuando una minoría que no quiere ocuparse, más del 60% restante vive gracias a que desarrollaron una estrategia desconocida por acá: «el rebusque».
El rebusque se puede definir como una actividad que procura dinero o activos para por lo menos atenuar el hambre y la subsistencia. En ausencia de un trabajo en la economía formal, la pobreza obliga peligrosamente a hacer “cualquier cosa”. Obviamente el ingreso es precario. El rebusque no permite el ahorro y normalmente ni siquiera alcanza a cubrir las necesidades mínimas del consumo diario. Los dos dólares diarios que en promedio alcanzan los rebuscadores, sólo sirven a las estadísticas oficiales para que los pobres no se confundan con los miserables.
El ingreso del rebusque se deriva de actividades ocasionales -que paradójicamente no lo son-, ya que por cuenta de la condición estructural del problema del desempleo en Colombia, el rebuscador día a día, debe repetir su faena, no siempre exitosa, en espera de la quimera de la vinculación a la economía formal, milagro que no llega.
En Canadá y en particular en Québec, por el contrario, la mayoría de las personas en edad de hacerlo, están ocupadas en trabajos remunerados o tienen empleo pero están ausentes de sus puestos de trabajo por enfermedad, huelga, vacaciones o porque el patrón les notificó que ese día no habría trabajo (situación nada extraña en algunos sectores de la economía, así como la inversa de trabajo de horas extra).
También hay una población inactiva de personas que estando en edad de trabajar no lo hacen por que son estudiantes o se recalifican (tal es el caso de los inmigrantes recién llegados), son jubilados o personas muy enfermas para trabajar. Pero todas protegidas por el estado.
Según el consenso de los expertos en el tema, en Colombia ese 60% y más de la población que está en la informalidad, además está condena a no gozar de un sistema de seguridad y asistencia en salud, en pensiones de jubilación y a sufrir el estrés que significa no tener verdaderos empleos, ni autonomía, ni verdadera seguridad del estado.
En Canadá y en particular en Québec, por el contrario, la mayoría de las personas en edad de hacerlo, están ocupadas en trabajos remunerados o tienen empleo pero están ausentes de sus puestos de trabajo por enfermedad, huelga, vacaciones o porque el patrón les notificó que ese día no habría trabajo (situación nada extraña en algunos sectores de la economía, así como la inversa de trabajo de horas extra).
También hay una población inactiva de personas que estando en edad de trabajar no lo hacen por que son estudiantes o se recalifican (tal es el caso de los inmigrantes recién llegados), son jubilados o personas muy enfermas para trabajar. Pero todas protegidas por el estado.
Según el consenso de los expertos en el tema, en Colombia ese 60% y más de la población que está en la informalidad, además está condena a no gozar de un sistema de seguridad y asistencia en salud, en pensiones de jubilación y a sufrir el estrés que significa no tener verdaderos empleos, ni autonomía, ni verdadera seguridad del estado.
No es que en Canadá no haya desempleo. Si lo hay, pero el estado brinda El Chômage (subsidio de desempleo), Ayuda Social u otras subvenciones, para soportar el impacto. Esa es la diferencia entre una sociedad democrática, donde sus ciudadanos cuentan con una verdadera política publica de empleo y otra donde no.

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