lundi 9 février 2009

JE ME SOUVIENS

“Je me souviens” es la divisa de una nación de la que el mundo hoy no tiene suficiente conocimiento.

Pero en América del Norte, en plena “entrañas del monstruo” o más exactamente en su frontera noreste, hay una sociedad organizada en torno a valores, principios y métodos totalmente diferentes al individualismo cerril de la sociedad imperial.

Québec es esa provincia francófona y separatista, que estuvo a sólo un 1% de alcanzar la votación suficiente para su secesión de la federación canadiense en el referendo de 1995.

Desde la firma del Acta de la Constitución de Canadá en 1791 estableciendo las dos provincias iniciales de la federación: el Alto Canadá (Ontario) de mayoría anglófona y el Bajo Canadá (Québec) de mayoría francófona, era predecible que la evolución futura de los dos territorios transitaría caminos diferentes.
Si bien, desde la llegada de Jacques Cartier en 1534 y la fundación de la Villa de Québec en 1608 por -el también francés- Samuel de Champlain, toda la historia inicial de Canadá, parecería estar ligada a Francia y a su lengua, pero no fue así. Con la derrota de las fuerzas locales a manos de los británicos en 1759, se obliga a una negociación y a la entrega de todo el territorio a Inglaterra.
Durante el siglo XIX se producen, dos revueltas significativas. La primera en 1837 en el bajo Canadá, liderada por nacionalistas franco-canadienses y al año siguiente, en Ontario, el problema se plantea en términos de reforma democrática y republicana. Los historiadores difieren en su análisis, pero los hechos expresan un descontento, que el Reino Unido logró sortear con éxito.
Durante todo ese periodo y la primera parte del siglo XX, la minoría francesa soportó no sólo la tiranía británica, sino la dominación, en su proyecto de nación (que alguna vez fue francófona) de los angloparlantes. El desquite llegó en 1960 con el triunfo electoral del liberal Jean Lasage.
La “Revolución Tranquila” de los sesenta en Québec, marcaría el tránsito de una sociedad pastoril hacia una sociedad moderna, dirigida por una élite mayoritariamente francófonos y separatista que apostó a un particular modelo político a medio camino entre un liberalismo humanista y una sociedad cosmopolita, solidaria y de derechos.
El primer ministro canadiense Stephen Harper recientemente reconoció que, efectivamente, el Québec es una nación dentro de la federación Canadiense. Esta provincia de Québec brinda un ingreso mínimo a la totalidad de su población. Oportunidades. Salud y educación primaria para todos. Es un exitoso modelo de Estado de Bienestar.
En el imaginario colectivo de la mayoría de los quebequenses persiste la idea que un nuevo país francófono, diferente del Canadá anglo, seria la única garantía de persistencia, como nación, en el largo plazo. Por eso en su divisa invitan a no olvidar el pasado.
*Tomado de Mundo Latino Magazine Multiculturel Region de l’Estrie. Février 2009 No. 4